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¿De qué hablamos cuando hablamos de Fintech?

«We need banking, but we don’t need banks anymore» (Necesitamos banca, pero no necesitamos bancos nunca más». Esta tajante afirmación lleva la firma de multimillonario Bill Gates. Tal vez una exageración, pero sin duda es un resumen casi perfecto para entender que subyace tras uno de los términos más de moda en el panorama financiero: Fintech.

Cuando hablamos de Fintech hablamos de una manada de nuevas empresas tecnológicas que ofrecen servicios que tradicionalmente teníamos asociados a los bancos. Desde préstamos, hasta cambio de divisas, pasando por sistemas de pagos, e incluso monedas.

Una definición mucho más académica es la que proporciona el Informe de IEB que lo define como «el término adoptado para describir a estas startups de tecnología que usan la digitalización de sector financiero para proveer servicios financieros digitales a los clientes finales, ya sean consumidores o empresas».Fintech

Su origen está muy ligado a la crisis que estalló tras la quiebra de Lehman Brothers y que además de arrasar financieramente al planeta sembró la desconfianza respecto a la actuación de las entidades financieras. En esas circunstancias un grupo de emprendedores de las afueras de Londres se plantearon poner en marcha una plataforma en internet donde la gente que tuviera dinero pudiera prestarlo a sus conciudadanos para sufragar las necesidades más cercanas. De esta forma los ahorros no iban a alimentar la especulación financiera sino a financiar la economía real.

En la misma línea comenzaron a aparecer empresas que permitían la cobertura del riesgo de cambio para empresas que trabajan con divisas, o transferencias también sin necesidad de pasar por el banco.

En un principio estas apuestas se vieron como algo excéntrico propio de inconformistas. Pero todo cambió cuando quienes apostaron por hacerse «banqueros» fueron los gigantes de la tecnología Apple, Google o Amazon daban sus primeros pasos para poner al servicio de sus usuarios tradicionales, pasarelas de pago, monederos electrónicos, pagos móviles y hasta créditos blandos para usuarios vips.

Algunas de aquellas empresas que surgieron tras los primeros zarpazos de la crisis ha protagonizado algunas de las salidas a bolsa más exitosas de los últimos años, como es el caso de la plataforma estadounidense de préstamos entre personas Lending Club.

Ahora, nadie, ni siquiera los bancos dudan de que esto que llamamos Fintech es el germen de la banca del futuro. Un informe de la agencia de calificación de riesgos Standard &Poors asegura que la inversión en Fintech se triplicó en 2014 hasta alcanzar los 12.000 millones de dólares a nivel global, y, a falta del cierre de datos de 2015, podría haber duplicado esa cantidad el año pasado.

Los bancos tradicionales no son ajenos a esta realidad. Quizá, como también afirman los expertos de Standard & Poor, porque esta tendencia va a implicar la desaparición de la banca tal y como la conocemos. El Instituto de Estudios Bursátiles ha publicado un estudio en el que asegura que «las ‘startups fintech’ podrían llevarse hasta el 10% del negocio del sector financiero y que sus márgenes de intermediación podrían erosionarse hasta un 30% en los próximos cinco años».

El presidente de BBVA es más apocalíptico «Muchos bancos convencionales se van a quedar por el camino», asegura.

De lo que no cabe ninguna duda es que han llegado para revolucionar la forma de trabajo también de los bancos tradicionales. A día de hoy son muchas las entidades financieras que ya están moviendo ficha para no quedarse fuera de este nuevo campo de juego. Bien sea a través de colaboraciones con plataformas Fintech ya consolidadas o bien tratando de desarrollar su propia plataforma de lo que se puede llamar banca colaborativa.

El reto no es fácil, porque los nuevos competidores sobre todo las grandes empresas de Internet juegan con ventaja. La ventaja de no estar sometidos al férreo control legal bajo el que deben actuar los bancos, pero sobre todo la ventaja de tener ya ganados a los clientes: Facebook, Google, o Apple tienen más información de sus usuarios que cualquier banco de sus clientes. Y esa es su gran baza, el gran negocio Fintech no es la banca son los datos. «El dinero no lo van a ganar intermediando servicios como hacen los bancos, por eso se podrán permitir ofrecer esa intermediación a precios ínfimos que hundan los beneficios de cualquier entidad financiera tradicional», advierte Rodrigo García de la Cruz, experto en Innovación Financiera y profesor del Instituto de Estudios Bursátiles.

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