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Refranero económico español

Sabiduría popular aplicada a la economía

Que la cultura popular es sabia y el refranero algo así como su manual de instrucciones es algo que en este país no se le escapa a nadie. El ingenio y la picaresca son dos de las principales virtudes hispanas, y si hablamos de trabajo y de dinero, no hay quien nos pueda en un duelo de chascarrillos. Arte casi poético y nada despreciable, que mucho tiene de filosofía de bar y de sentido común pasado por el cedazo del humor y el sarcasmo. “Un dicho agudo y sentencioso de uso común”, según la academia. Ahí va una muestra de lo más granado, ocurrente y divertido de ese tesoro de la sabiduría popular que es el refranero español. En materia económica, eso sí.

El trabajo

Si todo el tiempo dedicado a pensar refranes lo hubieran invertido en trabajar, tal vez las cosas hubieran ido de otro modo; aunque sin duda no tan divertidas. Veamos algunas citas:

“Ya que aprendiste a cobrar, aprende también a trabajar”; “El buen cirujano opera temprano”; “A juventud ociosa, vejez trabajosa”, que prácticamente se repite con este otro: “Quien de joven no trabaja, de viejo duerme en la paja”.

Ahí van algunos más: “En cualquier trabajo u obra, el que no ayuda estorba”, “Quien con amor trabaja al otro lleva ventaja”, “Trabajo sin provecho es hacer lo que ya está hecho”, “De Dios abajo, cada cual vive de su trabajo”. “Manos callosas, manos honrosas”, una declaración de ética laboral que, de algún modo, se subraya con este otro refrán, más explícito y contundente aún si cabe: “El trabajo dignifica y robustece, el ocio envilece”.

El descanso laboral

Entre trabajo y trabajo, bueno es el descanso;  y también de eso se hace eco el refranero: “Aunque sólo fuese por el gusto de descansar, todos los hombres deberían trabajar”; “El propósito de trabajar es llegar a descansar”; “Bien cena, quien bien trabaja”; “Con el trabajo se compra el descanso”; “Cuando te sientes a comer, ganado lo has de tener”, son algunos ejemplos.

 El dinero

Ojalá cayera del cielo, pero como no es así, muchos son los refranes que se le dedican al dinero:

“El que algo quiere algo le cuesta”, “Dudoso es heredar y seguro trabajar”, “Lo que poco cuesta, aún menos se quiere”, “El que trabaja mucho no tiene tiempo de hacer dinero”, “El que trabajando se hizo rico, vivió pobre y murió rico”, “Tanto tienes tanto vales”, entre otros muchos.

Necesidad

Tan necesario es el trabajo como el dinero para llevar la vida que quiero. Y así te lo explica el refranero:

“Como el comer es diario, trabajar diariamente es necesario”; “En esta vida caduca, el que no trabaja no manduca”; “A la puerta del que sabe trabajar, se asoma el hambre y no se atreve a entrar”; “Hermanos, cada cual come con sus manos”; “La comida no cae del cielo, hay que ganarla en este miserable suelo”.

Economía

Aunque pudiera parecer complicada, el refranero simplifica la economía hasta lo obvio. Pero nunca le falta razón:

“A rio revuelto, ganancia de pescadores”, “Lo que no se empieza no se acaba”, “No hay atajo sin trabajo”, “Quien mucho abarca, poco aprieta”, “La ambición rompe el saco”, “En los negocios no hay amigos, solo clientes”, “La economía es la siembra, y el ahorro, la cosecha”, “El trabajo y la economía es la mejor lotería”, “Quien quiera ser rico, trabaje desde chico”, “Quien trabaja, suma; quien huelga, resta”. O este, que resume directamente el concepto básico de la economía social: “Por el trabajo llegan arriba los que están abajo”.

No están todos los que son – sería imposible, pues hay registrados casi cien mil refranes en lengua española-, pero son todos los que están para demostrar la riqueza y variedad de la tradición oral española. Un aperitivo de lo que podrán encontrar a poco que este sucinto artículo les haya provocado algo de curiosidad por el refranero.

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