¿Cuándo y dónde usamos las tarjetas de crédito y débito?
El dinero de plástico es ya casi tan habitual como el metálico, pero ¿cuándo gastamos más con nuestra tarjeta y dónde? Conozcamos los hábitos más comunes en el uso de nuestras tarjetas.
Por un lado, según un estudio realizado por los investigadores del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos, IFISC (CSIC-UIB), el porcentaje de gasto más alto se concentra en los días laborables y, concretamente, en dos momentos del día especialmente destacados: las 12 del mediodía y las 19 horas, siendo este segundo pico aún más acentuado que el primero. Una tendencia que, curiosamente, se invierte los sábados en el que el primer pico (a las 12 horas) es más importante que el segundo. Además, los viernes, sábados y domingos se observa también un leve pico sobre las 23 horas. Una franja horaria relacionada con el ocio de fin de semana.
El IFISC ha realizado este análisis estadístico a partir de 40 millones de transacciones comerciales realizadas con tarjetas bancarias durante un año en las ciudades españolas más pobladas. Es decir, en Barcelona y Madrid. Y otro de los datos interesantes que arroja el estudio es que las mujeres y la gente mayor – amas de casa y jubilados, esencialmente- concentran su actividad económica por la mañana de los días laborables, mientras que el resto de la población reparte más el gasto a lo largo de la jornada.
¿Dónde usamos las tarjetas?
El estudio ha desarrollado una interesante vertiente socioeconómica que le ha permitido relacionar el uso de las tarjetas con la situación personal y laboral de los usuarios. Así, destaca la diferencia existente entre individuos activos e inactivos. Jubilados, amas de casa y desempleados se desplazan distancias más cortas que el resto de la gente. Un dato que ha podido precisarse con el seguimiento de los lugares donde los clientes han hecho uso de sus tarjetas, y que mayoritariamente es mucho más cerca de su hogar o de su entorno doméstico, que en el caso de los individuos laboralmente activos.
En materia de movilidad se refleja también que las mujeres viajan distancias más cortas que los hombres, y que su trayectoria es más cercana a su lugar de residencia. Además, esas distancias, tanto en hombres como en mujeres, se van rebajando proporcionalmente al aumento de la edad del usuario de la tarjeta.
Una curiosidad en la relación distancia y consumo es la distinción de negocios visitados según la cercanía a la residencia. La comida, la salud y los establecimientos que ofertan artículos relacionados con el bienestar son los que registran transacciones comerciales más cercanas al hogar. En cambio, para la adquisición de otro tipo de productos, que tienen más que ver con el ocio, el lujo u otros artículos menos necesarios para el día a día, los consumidores no tienen tanto en cuenta la cercanía al hogar y no dudan en desplazarse para conseguirlos. Los negocios del primer grupo son los que tienen más transacciones hechas por mujeres que por hombres. Entre los otros, es el caso contrario.