Comuniones low cost: abarata el gran día
En primer lugar una idea que puede provocar un cambio radical no sólo en el precio sino en el estilo previsto para la celebración. No olvidemos que el protagonista absoluto debe ser el niño o la niña, no los adultos, que a menudo diseñamos la celebración a nuestro gusto. ¿Y cuál es la preferencia de los chavales? El banquete no, desde luego. Ni las fotos ni el video. Los amigos y jugar con ellos hasta desfallecer. Esa es la prioridad absoluta. Y si hacemos girar sobre ese factor toda la celebración podemos ahorrar mucho dinero en la fiesta.
La primavera es la época del año en que más comuniones se celebran. Es lógico, porque el tiempo acompaña y al aire libre todo luce más. Pues bien. La piscina. Ese es el lugar ideal para abaratar costes de manera radical. Aun teniéndola que alquilar. O sea, un local con piscina, sea restaurante o no. Aunque lo mejor es que algún amigo nos acoja en su casa, claro. Si eso no es posible, hay que valorar la opción de compartir gastos. Tanto el alquiler del lugar como la merienda tienen un coste base, que se irá incrementando progresivamente en función del número de invitados, pero si ese coste inicial se divide entre varios anfitriones será mucho más bajo. Luego pueden hacerse números redondos o proporcionales en función de lo multitudinaria que haya sido cada una de las convocatorias. Es una solución muy adecuada, que puede convertir la suma de fiestas en una gran celebración, y en contra de lo que mucha gente pudiera pensar a priori es cada vez más frecuente y no está considerado ni vulgar ni cutre. Es el signo de los austeros tiempos que corren.
Nada más empezar la fiesta con piscina – luego hablaremos la liturgia, el ritual religioso y sus complementos imprescindibles- todos los chavales se zambullirán de inmediato y la convertirán en su campo de juegos hasta arrugarse como pasas. De este modo nos ahorramos el banquete, que se convierte en una merienda tipo buffet self service con las consumiciones de toda la vida, sin filigranas, que se limitan a refrescos, zumos y sándwiches clásicos de paté, nocilla, jamón y queso. Patatillas y poco más. No saldrán del agua ni para buscar el postre.
Las zambullidas sustituirán también otras caras inversiones de ocio infantil, tales como animadores o payasos, castillos hinchables o camas elásticas, por ejemplo. Diversiones que se contratan o alquilan por horas y no están precisamente de oferta en temporada alta de comuniones.
Al ser una fiesta del todo informal – los protagonistas y los invitados de su edad estarán en bañador y mojados -, puede prescindirse de la solemnidad habitual de los vídeos y reportajes fotográficos. Ese capítulo se reducirá a la celebración de la comunión en la iglesia (una hora y se acabó), pero en la piscina basta y sobra el quehacer aficionado de un familiar, ya que lo divertido es lo que está pasando y cómo, y no se pretende conseguir un reportaje profesional del tiempo de recreo en la piscina. Y si el encargado de inmortalizar los juegos pasados por agua acredita cierta pericia contrastada, tal vez también puede ser el quien se encargue de cubrir la liturgia, con lo cual el ahorro ya es total y absoluto en este capítulo.
Respecto a la indumentaria de los celebrantes, hay muchas tiendas especializadas en segunda mano de este tipo de prendas, y ni siquiera los chavales tienen por qué enterarse. Son negocios muy discretos y la ropa está en perfectas condiciones. Son vestidos que se usan una vez en la vida. Aunque también los hay de alquiler. Otra buena opción, más barata aún si cabe, pero que conviene supervisar con más atención, pues estos trajes sí que se utilizan más a menudo. Aunque eso no signifique que estén mal conservados.
Ni que decir tiene que la peluquería y el posible maquillaje de las niñas es más barato si se lo hacen ustedes mismos. Le durará poco en su sitio (sobre todo si optamos por la piscina) y seguro que están muy guapas con un bonito y sencillo peinado.
Y en cuanto a las invitaciones se refiere, las posibilidades que ofrece internet son infinitas, y no hay que pasar por imprenta. Hay muchas páginas web que ofrecen modelos de invitación para estos casos, y se pueden imprimir en casa si es del todo imprescindible. Para familiares y amigos más cercanos. Y a todo el resto de invitados basta con enviarlas por correo electrónico a coste cero.
Todo lo antedicho se refiere a una celebración en temporada alta de comuniones. Es decir, primavera-verano. Pero también existe la opción de programar la fiesta en temporada baja, lo cual descarta la piscina, pero como los precios serán más asequibles pueden recuperarse las tradicionales fórmulas del banquete a cubierto. Lo que no debe despreciarse es la posibilidad antes explicada de compartir gastos. Sigue siendo una posibilidad muy factible y muy práctica en términos económicos.
De hecho, según algunos estudios, como por ejemplo el realizado hace un par de años por la Federación de Usuarios y Consumidores (FUCI), el gasto de los españoles en la celebración de comuniones ronda siempre los dos mil euros, pero siguiendo nuestros consejos pueden abaratarlo a la mitad como mínimo. Y sin reducir un ápice la felicidad del homenajeado.