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Navidades sostenibles, un reto posible y recomendable

Son las fiestas consumistas por excelencia. Unas Navidades sin gasto no parecen unas Navidades. Y no solo porque sean fechas refrendadas por regalos, sino porque los viajes vacacionales o de regreso a los orígenes y los ágapes festivos suelen formar parte imprescindible del programa. Y son tradiciones caras, que en estos días devienen muy caras. Pero una Navidad sostenible es posible, y a continuación les ofrecemos algunas ideas para que este año se planteen estas celebraciones de un modo diferente, más barato y comprometido con la lógica que marcan los tiempos de estrecheces que vivimos.

Empecemos con los regalos, porque si aún no los has comprado y no quieres prescindir de este detalle para con tus seres queridos, ya se te está haciendo tarde. Es muy conveniente comprar antes de que empiecen las campañas navideñas, que traen emparejado un considerable incremento de precios. Entre otras cosas para pagar las intensas campañas publicitarias con las que seducen al consumidor.

En cuanto a la comida, que varía en calidad y cantidad en estas fechas, pues parece que una celebración no lo es del todo si en la mesa no lucen ingredientes “de lujo” y poco habituales en los menús diarios, hay varios consejos interesantes y muy útiles para ahorrar algunos euros sin renunciar al lucimiento culinario. Por ejemplo, elegir productos de agricultura ecológica y comprar productos locales y de temporada. Tanto si son frutas y verduras como si es carne, ya que las huertas cercanas y las razas autóctonas nos permiten ahorrar en transportes y garantizan la frescura del género. Y en tema de pescados y mariscos es muy recomendable mirar en las etiquetas las técnicas con las que han sido capturados. Están obligados por ley a detallarlo. Y cuando pone “arrastre” o “redes de deriva” hay que saber que son métodos poco selectivos que colateralmente capturan aves, tortugas y cetáceos de forma indiscriminada. La concienciación ecológica y medioambiental es otra forma de colaborar en la sostenibilidad del planeta, pues este tipo de abusos nos sale caro a todos.

Navidades más baratas

Y por cierto, ir a la compra con nuestras propias bolsas de papel, de tela reutilizables o con el carrito evitará que nos den bolsas de plástico, y de este modo no colaboraremos en la llamada “sopa de plástico”, que está asolando muchas áreas marítimas donde se acumulan flotando y a la deriva estas bolsas causando estragos en la fauna de la zona. Este consejo y otros muchos en defensa de la biodiversidad y de la ecología en general  los podéis encontrar en la página de Greenpeace, por ejemplo.

El papel es otro gasto enorme en Navidad. Tanto el de los envoltorios como el de las tarjetas de felicitación. Estas últimas pueden ser sustituidas por correos electrónicos o mensajes de móvil (y en todo caso, si te resistes al progreso y quieres usar el correo ordinario, que al menos sean de papel reciclado). Puedes enviar los mejores deseos exactamente igual. Y envolver los regalos, ¿es necesario? Tal vez sea más bonito, pero valóralo. El receptor lo agradecerá igual y puedes evitar datos escalofriantes como este: “Todas las Navidades en el Reino Unido acaban en la basura 83 km² de papel de regalo lo suficiente para cubrir la isla de Formentera

Los adornos navideños también pueden ser un capítulo donde ahorrar y a través del cual colaborar con la protección del medioambiente. Evita el papel o usa el reciclado para los adornos. Y si tienes de años pasados consérvalos y repite. Estrenar adornos cada año no implica unas mejores fiestas sino más gasto. Y además el papel usado acabará en la basura y contribuiremos a lo dicho en el párrafo anterior. Respecto a las luces, en caso de considerar (erróneamente) que más luz sugiere mayor felicidad, al menos utiliza bombillas de bajo consumo o del tipo LED. Son más baratas y consumen menos electricidad.

Y si además quieres poner un árbol de navidad, prueba a adornarlo con bolas y figuritas y guirnaldas hechas con materiales reciclados antes de iluminarlos. Veras como también queda muy bonito. Y si además quieres que sea un abeto verdadero, luego replántalo. Si no sabes dónde o cómo, contacta con las escuelas de Ingenieros de Montes, por ejemplo, o con algunos viveros, pues ellos los venden garantizando que han sido recogidos sin dañarlos ni a ellos ni a su contexto natural, y además suelen invertir los ingresos en causas medioambientales. Por otro lado, ellos mismos pueden brindaros consejos sobre la replantación del árbol para que no muera tras las fiestas.

Para acabar está el tema de la calefacción. Un lugar cálido es un hogar confortable. El contexto idóneo para una celebración familiar. Pero el incremento de la temperatura no se corresponde proporcionalmente con el de la felicidad, y a veces lo parece. Se aconseja encender la calefacción a partir de mediodía y mantenerla a una temperatura de entre 19º y 21º C, que será suficiente para tener un ambiente agradable. Cada grado de incremento sobre las temperaturas indicadas supone entre un 5% y un 7% más de consumo, y tras varias semanas de fiestas la factura puede ser el primer disgusto del año nuevo.

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