Una vida financiera sana empieza por uno mismo
Vayamos ahora más allá las finanzas. ¿Cuántas horas de nuestros “hiperconectados e interactivos” días dejamos libres, además, para airear, ordenar y aligerar nuestro hogar, jugar o hablar con nuestros hijos, charlar con los amigos, pasear, PENSAR en silencio o, tan solo, NO HACER NADA? Nos parece que el tiempo es elástico y que nos permite abarcarlo todo, pero al final de cada semana estamos a menudo agotados, como si nos hubieran exprimido, y con una buena lista de asuntos personales pendientes que no pudimos acometer. Una lista que no para de aumentar. Aire, nos falta aire vital.
Y sin ese aire, no hay economías que valgan.
Crystal Paine, excelente bloguera y escritora, mantiene una interesante página de finanzas familiares, “Money Saving Mom”. Crystal presta especial atención al tema que nos ocupa:
“Tratando de ayudar a la gente con sus problemas financieros y presupuestarios, me di cuenta de que no podía enfrentar sus dificultades económicas sin atender antes otros asuntos más profundos, tales como la ausencia de propósito en sus vidas, la pérdida de perspectiva y la sensación de desamparo”.
Cuando entramos en modo de supervivencia, consumimos nuestras energías en la solución de muchos “ahora” que nos imponemos de manera voluntaria o inconsciente. Esos “ahora” nos impiden la mejora personal y financiera, por lo que el primer paso que debemos llevar a cabo es descartar todas las obligaciones superfluas. Ello empieza por decir NO cuando sea necesario. No. Qué difícil resulta a veces hacerlo.
En diciembre de 2012 proponíamos un cuestionario personal para empezar a separar el grano valioso de la paja vital. Eran las 5 preguntas económicas básicas que toda familia debería hacerse: ¿Qué es lo que queremos? ¿Qué es lo que necesitamos? ¿Cuánto vale lo que necesitamos? ¿Qué es lo que nos podemos permitir? y ¿Cómo vamos a conseguirlo? Responderlas con honestidad nos permite reconocer prioridades y descartar cargas innecesarias. Es un camino difícil que requiere disciplina, pero que podremos recorrer con los ojos bien abiertos y un mayor conocimiento de causa.
Selección de prioridades, enfoque y disciplina. En la vida personal y en la económica. Creemos rutinas positivas alrededor de dichas prioridades. Si en un momento dado no podemos hacer frente a un deseo por falta de recursos, no desesperemos, ahorremos. No lo obtendremos hoy, pero tarde o temprano llegará. Si hay que afrontar un gasto familiar importante, tal vez sea el momento de reducir nuestras expectativas vacacionales. Recordemos: elegir significa renunciar. Y hagamos números. Papel y calculadora, hoja Excel, lo que sea… pero debemos sumar, restar, multiplicar y dividir. Siempre con un objetivo en mente. Así se hace economía desde el principio de los tiempos.
Volviendo a Crystal Payne, la autora nos propone ser ”SMART”, esto es, hábiles y listos con nuestro dinero. SMART es el acrónimo de “specific, measurable, attainable, realistic and time-bound”. Nuestros objetivos financieros deben ser, pues, concretos, medibles, alcanzables, realistas y tener un horizonte temporal.
Vayamos a por ello desde el primer día, y no desesperemos. Como nuestros mayores tan bien nos enseñaron, la seguridad financiera, salvo contadas excepciones, es algo que se consigue a largo plazo.
Sebastián Puig Soler
Analista, escritor y conferenciante
Escribe habitualmente en su blog “Esto Va de Lentejas”
Puedes seguirlo en Twitter en @Lentejitas