Save Outside The Box: Ahorra Más Allá de lo Evidente
Lo que está “dentro de la caja” representa nuestros viejos hábitos y paradigmas, todo aquello que damos por hecho, ya sea por costumbre o pereza mental. “Salir de la caja” implica romper con prejuicios y asunciones para perseguir nuevas ideas, algo muy necesario en tiempos de dificultades o estancamiento, tanto en el entorno profesional como en el personal. Y cómo no, en el financiero.
Las recomendaciones tradicionales “dentro de la caja” para incrementar nuestro ahorro y seguridad financiera son sobradamente conocidas: prudencia, búsqueda de entidades solventes, diversificación, selección de productos financieros adecuados a nuestro perfil inversor, utilización de los servicios de profesionales expertos, etc. Pero existen también otras cosas que podemos hacer, y además mucho más sencillas de lo que podríamos pensar en un primer momento. Ni siquiera tenemos que ser revolucionarios: basta con salirse del terreno trillado e incluir nuevos hábitos cotidianos en nuestra actividad económica, combinando ingenio con simplicidad y sensatez, ingredientes siempre indispensables para mejorar. Una vez iniciado este camino virtuoso, todo resulta posible.
He aquí algunos ejemplos que pueden ser de utilidad a cualquier lector:
- Controlemos nuestros gastos mediante un bloc de notas. Si no podemos gestionar nuestro presupuesto personal con lápiz y papel, es que lo hemos complicado demasiado. Si somos capaces de escribirlo y entenderlo, habremos avanzado notablemente. Y seamos disciplinados a lo “Karate Kid”: gastar dinero, apuntar dinero.
- Anotemos todas nuestras obligaciones financieras recurrentes en un calendario, ubicado en un lugar visible. Constituye una herramienta de visualización muy potente.
- Declaremos días, semanas o temporadas “libres de gastos” en una o varias categorías de dispendios repetidos, analizando el impacto de cada medida en nuestro presupuesto. Distinguiremos pronto entre caprichos y necesidades.
- Pensemos más allá de la mensualidad. Siempre resulta conveniente contrastar las grandes partidas de gasto familiar con lo que van a ser nuestras retribuciones anuales o en períodos más prolongados. Ayuda a tener perspectiva.
- Probemos a eliminar todas nuestras suscripciones durante un tiempo y empecemos a considerarlas desde cero. ¿De cuántas podemos prescindir? Eso nos habremos ahorrado. Disminuyamos también el número de contratos firmados que impliquen un compromiso económico.
- Tratemos de crear algo de escasez artificial en nuestras finanzas, poniendo automáticamente una parte de los ingresos mensuales fuera de nuestro alcance inmediato, ajustando los gastos al líquido restante. Parece una acción simplona, pero tiene todo el sentido: se llama “gastar menos de lo que se gana”, esto es, ahorrar. Una conducta poco valorada hoy en día.
- También podemos crear fondos especiales de contingencia para imprevistos, tratando de que sean intocables, salvo que ocurra el acontecimiento para el que fueron creados.
- Hagamos una lista valorada de todas nuestras posesiones materiales y financieras. Samos honestos y detallistas al hacerlo. Puede ser un proceso largo y pesado, pero compensa: otorgará dimensión y enfoque a nuestros deseos y posibilidades.
- Valoremos siempre, en todas las facetas del consumo, la alternativa del alquiler frente a la propiedad. Especialmente en el caso de la vivienda.
- Hagamos mucho más aquello que sabemos hacer bien y simplifiquemos nuestra actividad en otras áreas en las que el valor añadido que obtenemos o proporcionamos es menor. Los resultados pueden ser sorprendentes.
Lo esencial es no dejar nunca de reflexionar ni de cuestionarnos nuestra realidad económica. Aprender de los errores, introducir nuevos hábitos y descartar lo que no funciona. Con la mente abierta, la curiosidad intacta y la sensatez afilada.
Ahorrad, amigos, más allá de lo evidente. Save Outside The Box.
Sebastián Puig Soler
Analista, escritor y conferenciante
Escribe habitualmente en su blog “Esto Va de Lentejas”
Puedes seguirlo en Twitter en @Lentejitas