¿Por qué no consiguen emanciparse los jóvenes?
Irse de casa de los padres es hoy para los jóvenes casi una utopía, y los motivos son tan diversos como las responsabilidades a la hora de tomar la decisión de emanciparse. Veamos cómo está el panorama en nuestro país, que según un informe de Eurostat es el sexto de la Unión Europea en el que los jóvenes más tardan en abandonar el nido.
Los principales factores que en la actualidad provocan la prolongación de la estancia de los hijos en casa de los padres son la crisis económica, la falta de empleo juvenil, los salarios bajos y el alto coste de la vivienda, tanto de alquiler como de compra. Pero no son los únicos motivos que han llevado a los “millennials”, según un estudio del Pew Research Center en Estados Unidos, a ser la primera generación de jóvenes en 130 años más proclive a vivir en su casa de origen que con un cónyuge o solos.
Madurez emocional postergada
También hay que valorar otras circunstancias socio-emocionales como el hecho de la evidente postergación de la madurez emocional de los jóvenes para asumir vínculos estables, muy condicionado también por las ambiciones profesionales. De modo que la mayoría de jóvenes esperan hasta los 35 años para plantearse sentar la cabeza, una vez se han finalizado los estudios y se ha consolidado su situación laboral y económica. Tal vez por estos motivos fue por lo que la Organización Mundial de La Salud (OMS) decidió prolongar en 2017 la edad adolescente hasta los 25 años.
Y luego también hay que valorar el efecto del conocido síndrome del nido vacío. Si antaño era sufrido por los padres al tomar conciencia de la ausencia de los hijos, una vez que habían abandonado el hogar paterno para siempre, ahora se lo plantean cuando se aproxima la edad crítica, y a las excusas de los hijos se suman las motivaciones emocionales de los padres, lo que blinda la convivencia sine die.
Aunque desde luego, y ese sería otro debate, los padres no tienen obligación legal ninguna de mantener a sus vástagos más allá de los 18 años, que es la mayoría de edad según la ley española. Por lo tanto, la convivencia, para ser pacífica y ordenada, debe ser consensuada.
En España, según los datos de Eurostat, las chicas dejan la casa familiar a los 28 años de media, mientras los chicos lo hacen a los 30. Ellas, en general, se van dos años antes en todos los países de la UE.