Los timos de la tarjeta caducada y el teclado falso del cajero
El primero de los casos se basa en un defecto del sistema. Algo que no debería permitirse, pero se permite. Y es que, según un estudio del portal especializado en ciberdelincuencia Life Hacker, son muchas las grandes plataformas de venta online que permiten el uso de tarjetas caducadas para la compra a través de sus infraestructuras digitales y de entrega a domicilio. ¿Por qué, si no es legal? Pues tan sencillo como obvio: porqué el riesgo que se asume es muy pequeño comparado con la cantidad de ingresos que puede tener una página web al permitir compras de clientes que no han actualizado su información de pago.
Por ello, los delincuentes buscan tarjetas desechadas, que a menudo han sido lanzadas a la basura una vez superada su fecha de caducidad. O simplemente, ha sido hackeada, con toda la información que le atañe, y como ya no se usa, nadie la controla. Así, sin levantar sospechas, el estafador las usa para realizar compras por internet, y enviar los productos a la dirección del titular de la tarjeta para luego recogerlos, en principio sin que se percate de esta estafa. Hoy en día se hace un seguimiento de las entregas, por lo que el timador está esperando al repartidor y hace la recogida discretamente.
Cuando el titular de la tarjeta caducada detecta el cargo (o cargos) en su cuenta, comprueba sus tarjetas y ve que no han sido usadas. Cuando se descubra el fraude, la responsabilidad recaerá sobre el seguro de la tarjeta o la plataforma que la aceptó caducada.
El doble teclado
Esta técnica es tan sofisticada como eficaz, aunque aún poco conocida. Y lo cierto es que es ingeniosa y sencilla. Se trata de robar tu número personal a través de un teclado falso colocado sobre el teclado real. Una suplantación muy difícil de detectar por el usuario, según ha alertado la Guardia Civil. El dueño de la tarjeta la introduce en el cajero y teclea su código de acceso sin darse cuenta de que se lo está revelando directamente a los delincuentes.
Una advertencia de las autoridades es que si la operación bancaria parece correcta pero el cajero no expende el dinero, no nos vayamos del lugar, sino que llamemos directamente al número que figura en el propio cajero automático. Además, debemos desconfiar si de la nada aparecen amables voluntarios, que se ofrecerán a recuperar su tarjeta y solventar su problema. Sin duda, se las ingeniarán para clonarla o substituirla, con lo cual ya tendrán el pack completo para obrar la estafa.