“En casa”: no puede confinarse la creatividad
Cinco capítulos de diferente temática y duración, rodados por diferentes cineastas, cuyo único parentesco fílmico es que se han llevado a cabo íntegramente desde el confinamiento de los implicados. Se han grabado con los móviles de los autores y los han interpretado quienes con ellos conviven. Algunos profesionales de la interpretación y otros, ellos mismos, los directores. Utilizando los escenarios naturales de sus casas y balcones, e ingeniándoselas con los accesorios que quien más quien menos tiene en su domicilio. Y no crean que por ello se han visto obligados al costumbrismo. No. Al menos dos de ellos (Rodrigo Sorogoyen y Leticia Dolera) han optado por la ciencia ficción. De corte realista, eso sí.
Los resultados son irregulares. Todo hay que decirlo. De los cinco, dos –los mencionados- están muy bien. El de Paula Ortiz es una curiosidad muy recomendable. Y tal vez el más cuidado visualmente. Y los otros dos son prescindibles. Del todo, prescindibles.
En casa es una propuesta tan original como inesperada, que demuestra, primero, que no puede confinarse la imaginación, y segundo, que puede hacerse ficción no con poco, sino con presupuesto inexistente.
Por cierto, no es la única iniciativa surgida durante el Estado de Alarma y concebida también desde el confinamiento. Con enfoques genéricos más convencionales, en la línea de las comedias de enredo e historias cruzadas, hubo otra serie titulada Diarios de la cuarentena, emitida por TV1, y que curiosamente contaba con un elenco más amplio y popular, pero que arrojo unos resultados de lo más discretos. Por no decir malos. Bueno sí, malos.