Nueva normalidad, nuevos hábitos comerciales y de consumo
Nunca habíamos sido tan conscientes como ahora de la importancia de la higiene personal en términos sanitarios y de convivencia social. El hábito de lavarse las manos, no solo antes de comer o de manipular alimentos, sino también al llegar a casa e interactuar con la familia, o antes de entrar en contacto con productos comerciales expuestos en las tiendas, que antes y después de nosotros volverán a ser tocados.
Estas medidas preventivas deberían perpetuarse tras el confinamiento, y así lo recomiendan las autoridades sanitarias y comerciales. Por ejemplo, el uso de guantes en comercios (empleados y clientes) e incluso la obligación de los establecimientos de facilitar al consumidor los geles desinfectantes en los accesos.
Otra costumbre muy recomendable, más allá de la actual crisis sanitaria, es la de dejar los zapatos a la entrada, y utilizar un calzado doméstico que no salga al exterior. De este modo no se introducen en el hogar posibles bacterias. Aun así es conveniente desinfectar con un spray adecuado las suelas del calzado utilizado en la calle. Y tampoco está demás seguir con la costumbre de usar geles hidroalcohólicos para las manos siempre que lleguemos a casa.
Dinero
Aunque el Banco de España ha insistido reiteradamente en desmentir que hubiese recomendado no usar el dinero en metálico para evitar contagios (otro de esos bulos tan frecuentes), lo cierto es que la situación creada por la pandemia del coronavirus ha impulsado –por necesidad- el comercio digital, y las compras por internet han aumentado en porcentajes espectaculares. Un nuevo hábito de consumo telemático que probablemente cambie las rutinas comerciales de muchas personas, que aún no habían dado ese paso, pero que ahora ya han entrado en la era digital y disfrutado de sus ventajas.
Con ello no queremos decir que el dinero en efectivo tenga los días contados, pero tampoco se ha visto favorecido por las circunstancias, ya que se han promocionado los sistemas de pago que evitan todo contacto, como las tarjetas a través del contacless (el importe mínimo sin Pin se ha incrementado de 20 a 50€) o el pago desde los móviles. Quienes se han habituado a ello, probablemente continuarán utilizándolos.
Los bancos llevan años promocionando la banca online, y en este caso ha sido el coronavirus su mayor aliado en esta cruzada. La gran mayoría de operaciones pueden hacerse desde casa, y eso evitará muchas visitas a las oficinas de gente que aún no usaba la opción digital.
Teletrabajo
La cuarentena colectiva provocada por el Estado de Alarma, decretado por el Gobierno a causa de la pandemia, ha abierto el controvertido debate social de la conciliación familiar y laboral. Millares de trabajadores, en connivencia con las empresas que contaban con los medios técnicos necesarios, continuaron con sus labores profesionales por via telemática convirtiendo el teletrabajo en esa anhelada opción que permite combinar las obligaciones laborales con las responsabilidades familiares.
Ahora, cuando finalmente quede atrás el confinamiento social y se alcance la nueva normalidad, habrá que hacer balance real y saber cuáles son los porcentajes de funciones desarrolladas a través del teletrabajo que igualan la rentabilidad que garantizaba el trabajo presencial. Una vez establecidos los resultados se sabrá si el teletrabajo es realmente viable como solución al problema de la conciliación. O al menos en qué casos lo es y en cuáles no. Y si finalmente se convertirá en un definitivo cambio en los hábitos laborales y empresariales generado a partir de la crisis.
Se abrirán además otros debates. Por un lado, qué empresas querrán asumir esa fórmula laboral y contractual con sus empleados, y si estos podrán exigirlo en caso de tener opciones de hacerlo. También habrá que abordar el tema de los sueldos y los controles horarios, que deberán gestionarse de modo diferente. Y si debería existir la opción de fórmulas mixtas.
Evitar contacto
Quizás no es el momento de sacar conclusiones, pues aún nos hallamos en plena crisis y la preocupación por los posibles repuntes de infección es grande. No obstante, es posible que el recelo al contacto físico se relaje una vez superada esta pandemia. Pero aun así se están planteando algunas soluciones que combinan la comodidad, la practicidad y la voluntad de seguir respetando ciertas distancias de seguridad. Nos referimos al prototipo de carro de la compra, ya en fase de pruebas, que escanea todos los productos que se introducen en él, incluso los pesa, los suma en la cuenta total y, finalmente, permite al consumidor pagar a través de un dispositivo telemático que lleva incorporado. Es decir, comprar y pagar sin hacer colas ni pasar por caja con dinero efectivo y contacto con el personal del establecimiento.
Las nuevas tecnologías no tienen límites y el futuro pasa por ellas. Las cartas de los restaurantes, por ejemplo, parecen abocadas a la jubilación. Como elementos físicos que son, siempre cambiando de manos, son focos de infección en la antesala de la ingesta. Algo que pretenden evitar las cartas digitales. El cliente podrá elegir el menú deseado, enviar la comanda a la cocina directamente con la sola confirmación del pedido definitivo, e incluso en algunos modelos pagar desde la mesa, y sin la necesidad de la intervención del personal. A través de un código QR o de algún otro sistema de pago telemático.
Y quien no haya tenido bastante con el confinamiento, y mantenga sus rutinas de pedir comida a domicilio (o cualquier otra compra por internet), se avecina una nueva revolución en el terreno del eCommerce: las entregas a domicilio con drones. Se trata de una iniciativa pionera de Amazon, que no sólo reducirá los tiempos de entrega, sino que también permitirá ahorrar recursos y reducir el impacto ambiental producido por las entregas por carretera.
Algunos prototipos, incluso, incorporan sistemas de cobro para poder completar el servicio a domicilio. Aún parece ciencia ficción, pero podrían hacer entregas en pleno vuelo y permitir el pago del cliente desde su balcón.