Enseñar a ahorrar, el gran desafío de los padres
La mejor manera de conseguirlo suele ser práctica. No teorizando sobre el concepto del ahorro, sino esperando a que el niño o niña manifieste su deseo por conseguir algo, y aprovechar el momento de explicarle cómo hacerlo para reunir el dinero suficiente para comprarlo. Es decir, ahorrando parte de su paga semanal.
El proceso suele plantearse en tres pasos: la planificación, el ahorro y la compra. Sencillo por evidente, pero difícil cuando no se está acostumbrado a economizar y guardar con paciencia parte de lo que se tiene en pos de un objetivo mayor.
Incentivos
El incentivo de obtener aquello que desea es lo que nosotros debemos señalar durante el proceso. El esfuerzo de ahorrar conlleva un premio, una satisfacción. Y para alcanzarlos nunca está de más alguna ayuda. Por ejemplo, hacerles ahorrar hasta la mitad y, si lo hacen bien, en plazos razonables y con paciencia, se les puede ayudar como premio al trabajo bien hecho, y acortar así el plazo.
Hay que ayudar al niño a sobrellevar la ansiedad del aquí y ahora, y acompañarle en el proceso de ahorro. Que sepa cuánto debe ahorrar para alcanzar su objetivo, y cuánto tiempo le llevará conseguirlo. También es el momento de explicarle que a más ahorro, antes se alcanza la satisfacción.
Es aconsejable que los primeros objetivos sean fácilmente alcanzables en dos o tres semanas como máximo, pues si se frustra puede ser contraproducente. Luego, a medida que su hijo crezca, podrá fijarse plazos más largos de ahorro para adquirir objetos más costosos.
Conseguir comprar el producto anhelado con su propio dinero es una experiencia muy beneficiosa para la autoestima de un niño, además de una parte importante en su educación económica.