@buelos, emprendedores de la tercera edad
Prejubilaciones inesperadas, pensiones paupérrimas, jubilados en procesión o manifestándose, desahucios geriátricos, y tantas otras historias de precariedad social e injusticias para con nuestros mayores. La realidad es hoy casi un tráiler de la película. Lástima de ese optimismo algo edulcorado, de esos del tipo quien la sigue la consigue, y la vida está llena de segundas y terceras oportunidades, que le resta pegada y contundencia al film, aunque el buen trabajo de los actores lo sustente como digno melodrama crepuscular. La sensación es decepcionante, pues el potencial de la cinta era muy superior a sus resultados, que resultan tiernos y encantadores. Tan esperanzadores como poco creíbles. De hecho, uno se pregunta si era eso lo que pretendía su autor Santiago Requejo al escribir y rodar esta película. Si lo era, a mí no me interesa demasiado. En cambio, la otra opción tenía más miga, y se ha desaprovechado. El final es tan happy, que hasta parece la moraleja de un cuento. Quédense a ver la escena post créditos en el mercado y entenderán a lo que me refiero. Y es que al salir de la sala no podía dejar de pensar en qué hubiera pasado si esta historia hubiera caído en manos de Ken Loach. Estaríamos hablando de otra cosa, desde luego.
Javier Matesanz