Ahorrar al volante: conducción eficiente
La conducción eficiente es la mejor manera de evitar gastos innecesarios, además de ayudar a proteger el medioambiente, pues la optimización del uso del vehículo y su correcto mantenimiento reduce de manera importante la contaminación por emisión de gases. Y es que se conoce como conducción eficiente aquel estilo de conducción que permite reducir hasta un 20% el gasto en combustible, con el ahorro que ello conlleva, y contribuir a la disminución de emisiones contaminantes.
La conducción eficiente agrupa aspectos relacionados con el mantenimiento de los elementos básicos del vehículo, técnicas específicas de conducción, y un estilo de conducción tranquilo y atento. Así, en cuanto a la conducción, por ejemplo, es recomendable circular siempre con la marcha más larga posible, cambiándolas siempre a bajas revoluciones. Si es posible, es aconsejable aprovechar la inercia para detener el vehículo. Levantar el pie del acelerador y dejar que la fricción frene el vehículo poco a poco. La detención se completará con una frenada continuada y suave, sin tocar el cambio de marchas.
La técnica del salto de marchas también ayuda al ahorro, pues se fuerza menos el coche. Consiste en cambiar directamente de segunda a cuarta o de tercera a quinta, sin sobrepasar nunca las 2.500 revoluciones. El coche no sufre y además se desgasta menos.
Otro consejo, si tu coche es diesel, es no pisar el acelerador de inmediato una vez se pone en marcha el coche. Con los vehículos de gasolina puede iniciarse la marcha de inmediato, pero en los de gasóleo conviene esperar unos segundos para que se lubrique el motor.
Conducción tranquila
Conducir con calma es una manera indiscutible de ahorro. Mantener una velocidad uniforme, por ejemplo, evitando frenazos o acelerones bruscos, supone un ahorro considerable de combustible. También es aconsejable apagar el vehículo si estamos detenidos más de un minuto. Y no solo aparcados, sino también en atascos o retenciones. El sistema Start & Stop, cada vez más frecuente, evita esta operación. Pero si no se dispone de esta tecnología se puede hacer manualmente. El motor no sufre, y si se detiene se evitan gastos y emisiones.
Algo que no se suele tener en cuenta desde la perspectiva del ahorro es la carga, y en cambio está muy relacionada. Reducir la carga o distribuirla adecuadamente implica reducir gastos. Cada 100 kg de carga se incrementa un 6% el gasto de combustible. Se debe asegurar su correcta distribución y evitar en lo posible el equipaje en el exterior y el uso de bacas, que aumentan la resistencia al aire.
El aire acondicionado es uno de los accesorios con más incidencia en el consumo. Debe utilizarse para mantener unos 23-24° y preferentemente en desplazamientos en carretera. En ciudad o trayectos con velocidades inferiores a 50 km/h, quizás sea suficiente con bajar las ventanillas. Y en trayectos largos al contrario, pues la resistencia al aire que provocan las ventanillas bajadas incrementa mucho el consumo.