El fin de las halógenas abaratará las bombillas LED, pero no la factura eléctrica
Ya se sabía, y aun así nos ha cogido a muchos por sorpresa. El día 1 de septiembre desaparecieron del mercado las bombillas halógenas. Así lo exige la normativa europea, y todos deberemos comprar bombillas LED a partir de ahora, que consumen una décima parte de energía. Una buena iniciativa medioambiental, pero ¿y el precio? ¿Se abaratarán los focos LED que todos nos vemos obligados a comprar? Parece ser que sí.
Como ya avanzábamos hace dos años en Domestica tu economía, cuando se acaben las existencias ya no se pueden comprar halógenas en las tiendas, lo cual por pura lógica de mercado provocará un aumento de la demanda de las LED que, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), derivará en una bajada de precios de las mismas. Aunque se trata de una teoría aún no cuantificada.
La nueva normativa (Reglamento UE 2015/1428 de la Comisión) obliga a eliminar definitivamente las halógenas, lo que en la práctica supone que en Europa deben sustituirse todas por la iluminación LED. Para la OCU esta bombilla es «más barata, con una vida útil mayor y además conllevará un considerable ahorro energético«. Una medida muy positiva, por lo tanto, pero que aún puede serlo más si el hecho de que monopolicen la oferta de las bombillas se traduce en una abaratamiento de las mismas.
Sin embargo, el precio de las LED y el ahorro energético no parece que vaya a traducirse en un abaratamiento de la factura de la luz. O al menos la reducción “no será tan notoria como podría pensarse”, según algunas voces autorizadas como la del portavoz del comparador de tarifas de energía Selectra. Según el codirector de esta compañía, Gonzalo Lahera, “la iluminación supone el 16% del consumo eléctrico del hogar, por lo que el ahorro se dará dentro de este apartado. Así, los bolsillos del consumidor apenas lo notarán, pues los electrodomésticos, la calefacción y otros focos de gasto energético doméstico continuarán igual”.
Cómo cambiar a LED
Las primeras en desaparecer fueron en 2012 las bombillas incandescentes, después los focos halógenos en 2016, y a partir de ahora también las bombillas halógenas, con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes y fomentar el ahorro energético.
En cualquier caso, y aunque se abaraten las bombillas LED como vaticinan las organizaciones de consumidores, tal vez nos enfrentemos al problema de tener que cambiar la instalación lumínica de nuestra casa. Dependerá de cada caso. Algunos lo tendrán tan fácil como cambiar una bombilla, y otros deberán adaptarse a la nueva situación. Conviene consultarlo con un especialista.