¿Cómo y cuándo iniciar a los niños en las finanzas?
En primer lugar, conviene desterrar la idea de que dicha educación se inicia con la concesión de la paga semanal. Ahí ya es tarde si el jovencito, que pasa a tener su propio dinero, no tiene claros algunos conceptos relacionados con el mercado, el consumo o el precio, entre otros.
En realidad, la mejor manera de iniciar este tipo de formación es enfocándola desde una óptica humana, pues debemos recordar que la economía, el dinero, es una herramienta de convivencia social creada por personas para relacionarse con personas, y por tanto no debemos olvidar nunca que el objetivo último es servir a esas personas. Es decir, no deshumanizar las finanzas y relacionarlas siempre con los valores éticos y morales que deben regir nuestras vidas, más allá del protagonismo indiscutible que el dinero tenga en ellas.
Por otro lado, hay que recordar que en sus primeros años de vida los niños tienen una primera fase formativa consistente en la imitación de las acciones y actitudes de sus padres, por lo que será muy difícil que, por ejemplo, en un entorno consumista y donde impere el derroche los niños desarrollen hábitos que se correspondan con ese modelo.
A partir de ahí, existen tres conceptos que conviene enseñar y explicar bien a los más jóvenes, pues son el pilar básico de la economía, tanto doméstica como global. El trípode sobre el que se sustentan las finanzas más elementales: el dinero, el precio y el ahorro.
El dinero, el precio y el ahorro
Lo primero que debe entender un niño es que el dinero hay que ganárselo trabajando. Que no lo regalan, y que aunque lo reciban de sus padres deben merecerlo. Lo percibirán a cambio de un comportamiento apropiado y de cumplir con unas responsabilidades, domésticas a estas alturas y laborales en un futuro. Es fundamental trasmitir la idea del valor del dinero. No solo el del dinero en sí, sino lo que cuesta conseguirlo.
El dinero es la herramienta de intercambio para conseguir aquello que anhelamos. Objetos o servicios deseados que tienen un precio, que se mide en dinero, y que es la cantidad que debemos reunir para poder adquirirlo. Y la acción de reunir ese dinero hasta tener el necesario para cumplir con nuestro objetivo se llama ahorro, y es lo que nos quedará después de haber gastado parte del dinero que hemos ganado o recibido. A menos gasto, mayor ahorro.