21 de octubre, un Día Internacional para el Ahorro de Energía
La Tierra nos provee de las principales fuentes de energía que cubren nuestras necesidades, pero la intensificación en la explotación de estos recursos naturales implica un agotamiento de la riqueza esencial, cada vez más escasa, y es necesario darle un uso racional y en correspondencia con las necesidades sociales y las limitaciones ambientales. Este y no otro es el mensaje de este día conmemorativo.
La población debe ser consciente de que con el ahorro de energía se consigue, no solo ahorrar dinero en la factura del gas o de la electricidad, sino también reducir las emisiones contaminantes y el uso de los recursos no renovables, lo que implica una mejora sustancial para el medio ambiente.
Otro de los conceptos a destacar es el de la eficiencia energética, que consiste en usar la energía más eficientemente, normalmente mejorando la tecnología. Es decir, no contralar tanto cuánta se usa, sino cómo se usa.
Desde las instituciones competentes recuerdan, en cualquier caso, aquello que reza la sabiduría popular y que pese a resultar obvio es sin duda una realidad: “La energía más barata es aquella que no se consume”. Por ello, el consejo más importante es, más allá de mejorar los hábitos de consumo, no derrochar y gastar inútilmente recursos energéticos. Por ejemplo, calefacción con ventanas abiertas, luces encendidas en habitaciones vacías o la televisión encendida para hacer compañía, aunque nadie la mire. Casos más habituales de lo que el sentido común recomienda.