Planifica tu menú semanal: ahorra e invierte en salud
Veamos algunas claves para planificarse la semana y organizar mejor la alimentación familiar. En primer lugar, el control de las existencias que tenemos en casa. Para ello es importante revisar tu despensa y tu frigorífico de forma regular, y apuntar día a día aquellos alimentos que se van agotando. No olvides además verificar las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos que queden en la despensa. En este sentido, una buena estrategia de control es seguir el Sistema FIFO: “Lo primero que entra es lo primero que sale“.
La planificación es el segundo paso. Planifica en base a tus existencias un menú semanal variado, moderado y equilibrado. Deben estar presentes todos los grupos de alimentos y seguir en lo posible las directrices de la Dieta Mediterránea. Y para una correcta previsión, piensa en las cantidades que vas a necesitar de cada alimento que no tienes disponible, según el número de comidas previstas y comensales. Un mal cálculo supone derroche y, por lo tanto, un gasto innecesario.
Comprueba los productos de temporada que pueden estar disponibles en tu tienda, aunque no olvides que los alimentos frescos son los más delicados para su conservación. Los alimentos con vida útil larga, como los productos congelados o las conservas, son una buena solución para posibles imprevistos.
Hacer una lista organizada es otra de las claves de una planificación eficaz. Lo más recomendable es incluir todos los productos que necesitas en la lista, y no confiar en la memoria, que nos puede jugar malas pasadas. Un buen consejo es organizar tu lista según su lugar de almacenamiento: despensa, frigorífico y congelador, facilitando además seguir el orden adecuado a la hora de realizar la compra, y así ahorrar tiempo.
También te será útil anotar los alimentos según los diferentes grupos. Por ejemplo, verduras, frutas, platos elaborados, congelados…, con lo que agilizarás la búsqueda de los productos en la tienda.
Con orden y planificación ahorrarás dinero y tiempo, y evitarás el derroche de productos desperdiciados que, más allá de otras cuestiones morales, suponen un gasto medioambiental innecesario.