Robots en la economía, gorilas en la niebla
- Los avances de la inteligencia artificial
- El tratamiento masivo de datos (Big Data)
- Las tecnologías de la información: Internet de las cosas, Domótica, Coche autónomo…
Nos falta mucho todavía para comprobar si las tesis que auguró Issac Assimov en su novela “Yo Robot” o en su trilogía “La Fundación” se convertirán en realidad. Como ya hemos explicado en este blog, también hay economía en la Literatura, incluso de ciencia ficción. Lo que sí es cierto es que, actualmente, como consumidores y trabajadores, ya convivimos e interactuamos con robots. Están en los centros de atención al cliente, en los procesos de producción, en los quirófanos… Y recientemente, en las campañas electorales a través de los robots conversacionales, los chatbots.
Presentes en sistemas de mensajería como WhatsApp o Messenger, los chatbots son capaces de responder a las preguntas de los usuarios y comunicarse con ellos. Ni los candidatos a las presidenciales francesas 2017, Emmanuel Macron o Marie Le Pen se han sustraído a este nuevo instrumento de comunicación política. Lo queramos o no, tendremos que convivir y regular la actividad de los robots en la economía. Los datos actuales dejan entrever que la robotización capaz de tomar decisiones estará, cada día, más presente en:
- Procesos productivos.
- Control de tráficos (personas, mercancías o datos electrónicos) y de redes de distribución y transmisión.
- Sistemas de vigilancia.
- Intervenciones y cuidados médicas.
- Operaciones financieras…
El efecto de los robots en la economía
Poco a poco, sin darnos cuenta, los robots se han convertido en un elemento estructural de la economía, de la misma forma que cada vez están más presentes en nuestra vida cotidiana. Las previsiones del avance de la robótica y sus efectos en la economía mundial son abrumadoras. Particularmente, en el ámbito laboral y en las cotizaciones sociales:
- El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) cifra en siete millones los empleos «de oficina» que desaparecerán en las 15 economías tecnificadas en los próximos cinco años.
- En el mismo lustro, el WEF prevé que se reemplacen sólo dos millones de esos siete perdidos.
- Actualmente existen 1,7 millones de robots operativos en el mercado internacional, pero su venta aumenta a un ritmo del 20% anual.
- El economista jefe del Banco de Inglaterra estimó, a finales de 2015, que los robots ocuparían la mitad de los puestos de trabajo actuales de Estados Unidos e Inglaterra en los próximos 20 años. Esto supondría la pérdida de empleo para unos 80 millones de americanos y hasta 15 millones de británicos.
- En la UE tampoco han pasado desapercibidas las consecuencias que pueden generar los robots en la economía. Bruselas ha tomado en consideración una propuesta de la exministra y europarlamentaria luxemburguesa Mady Delvaux, con reflexiones sobre la normalización de los robots. En su informe Delvaux aborda la hipótesis de paliar la destrucción de empleo con fiscalidad para financiar las prestaciones sociales.
- La OCDE, en su informe “The Risk of Automation for Jobs in OECD Countries”, estima en un 12% los empleos automatizables en España. Pero son estimaciones: otros estudios estiman que manufacturas, agricultura y servicios se destruirán cerca del 60% de los empleos.
Trabajar al lado de un robot
Los empleos en los que pueden reemplazarnos los robots en la economía son, en principio, actividades manuales, repetitivas, mecánicas. Ejecutadas por mano de obra robótica, con gran precisión y rapidez de ejecución, pueden ser muy productivas. No obstante, el alcance de los robots en la economía no se parará ahí. Esos nichos laborales ya se han exportado, con la globalización, de las economías occidentales a las emergentes. Los trabajadores intelectuales, de cuello blanco, tampoco son ajenos a su desembarco en las empresas.
“En los próximos 20 años, podría afectar a campos como el derecho, la medicina, el marketing o, incluso, al periodismo”, explica Tom Davenport, coautor del libro “Only Humans Need Apply: Winners and Losers in the Age of Smart Machines”. Hay muchas teorías y estudios del impacto que terminarán teniendo los robots en la economía. Sin embargo, la mayoría de las previsiones (optimistas y apocalípticas) coinciden en un mismo precepto:
- Los robots acabarán con una parte de los empleos del mundo globalizado.
- No todos los parados volverán al mercado laboral.
Hasta aquí la versión apocalíptica del cuento de “La Lechera”, a partir de ahora hablaremos de las consideraciones reales de la robótica que afectan nuestra economía familiar. La participación de robots en la economía tiene aspectos:
- Positivos que deben acelerar su implantación.
- Negativos para la sociedad que deben prevenirse y estudiarse.
Las pensiones también pueden verse afectadas
El caso de la financiación del sistema de pensiones (de reparto en la mayoría de las economías occidentales) es el más preocupante. Aparentemente es un problema que la prudencia aconseja no aparcar, pero tampoco precipitarse en la toma de decisiones.
Los expertos también deberían prever protocolos que preserven la seguridad ciudadana ante la delincuencia informática en un mundo robotizado. La presencia de robots en la economía no puede convertirse en un factor sistémico para su funcionamiento.
En cuanto a las cifras de desempleados que pueden generar en los próximos cinco años, parecen escasas si las comparamos con los 13 millones de empleos, sólo femeninos, que se han destruido por la crisis económica entre 2007 y 2012, según cifras de la OIT.
Acabamos de pasar unos días de vacaciones y volvemos al trabajo. Si hay algo en lo que los robots no podrán sustituirnos es en tener vacaciones. No nos suplantarán en el placer de viajar por el mundo. Tampoco lo harán en esa semanita propia de la semana santa en la playa o en la nieve. De momento, también es improbable que la robótica realice las labores creativas y que comporten talento, capacidad de liderazgo o gestión emocional.
Las cifras nebulosas de la industria robótica
La presencia de robots en la economía y el alcance de éstos en las cuentas nacionales, empresariales y personales es todavía un campo nebuloso para tomar decisiones. Su avance ha sido sigiloso, como el de los gorilas de Ruanda que inspiraron la película de Michael Apted. Su irrupción en labores que hasta ahora hemos desempeñado únicamente los humanos puede resultarnos amenazante.
Sin embargo, como sucede con los gorilas a los que recurren periódicamente los productores y los guionistas de Hollywood, su mirada desafiante puede esconder un sentimiento noble y positivo. Las nuevas tecnologías, desde la primera revolución industrial, siempre han venido acompañadas de tesis reticentes al cambio. Los detractores han augurado escenarios apocalípticos que se han esfumado con los beneficios obtenidos.
Es muy posible que la robotización sea la siguiente revolución industrial. Tampoco es desaventurado afirmar que la progresiva presencia de los robots en la economía animará la recuperación. Ya vivimos en un entorno de interrelación con procesos de decisión automáticos. Si el mundo se está moviendo bajo nuestros pies, lo mejor es que nos demos cuenta a tiempo.