Consejos prácticos (y curiosos) para el ahorro doméstico (I)
No siempre somos conscientes de lo fácil que sería ahorrar dinero en nuestro día a día tan solo adquiriendo algunos hábitos domésticos tan evidentes que nos pasan desapercibidos. Por ejemplo, pocos lo hacen pero es fácil acostumbrarse a cerrar el grifo del agua mientras nos cepillamos los dientes, o mientras nos enjabonamos la cabeza en la ducha. En un minuto se desperdician hasta 10 litros de agua. Y eso no solo es un despilfarro económico, sino también de un producto escaso medioambientalmente muy valioso.
Además, hay que tener en cuenta cuestiones de eficacia como el hecho de que para enjuagarse la boca o lavarse las manos no hace falta utilizar todo el caudal del grifo. A medio gas basta para satisfacer nuestra necesidad higiénica, y el ahorro es considerable.
Poca gente sabe lo que es un aireador para grifos, y es un complemento que permite reducir hasta un 50% el consumo. Una pieza que se compra en la ferretería y se enrosca al caño del grifo, y que mezcla aire con agua, sin que eso afecte a la presión pero propiciando la reducción del consumo. En la misma línea están los limitadores de caudal, permiten que éste sea constante cuando aumenta la presión del agua, que a veces no depende de nosotros. De este modo se favorece el consumo regular en todo momento y no hay puntas incontroladas de gasto.
Del agua pasamos a la luz. Quien más quien menos es consciente de la existencia de bombillas de bajo consumo, pero tal vez no todos se han parado a informarse de la cuantía del ahorro. De lo contrario, seguramente ya lo hubieran hecho, ya que sustitutir todas las bombillas por otras de bajo consumo ahorra, por cada una de ellas, unos 8 € al año. Eso significa, si establecemos una media de 30 bombillas por casa, unos 240 € anuales de ahorro. No es poca cosa. Y si las sustituimos por leds, la eficiencia y el ahorro aún son mayores.
Las paredes claras ahorran
Algo que tal vez nunca se hayan planteado es que el color de las paredes también puede contribuir al ahorro. Si pintamos toda la casa, paredes y techo, de un color, la vivienda ganará en claridad y, en consecuencia, se consumirá menos luz, pues la sensación lumínica es mayor.
El famoso stand by es otra trampa económica, pues cuando pensamos que hemos apagado el electrodoméstico o el ordenador, en realidad está en reposo, con el habitual piloto rojo encendido, y eso significa que continúa consumiendo. Las 24 horas. Una manera de evitarlo es conectar los aparatos a una regleta con interruptor. Cuando éste se apaga, todo queda desconectado de la red y sin consumo alguno de electricidad.
Hay consejos que por obvios parecen innecesarios, pero la realidad nos dice que no es así. ¿Por qué no apagamos nunca la luz al salir de la habitación? Aunque pensemos volver en breve, esos cinco minutos de electricidad inútil se suman a otros tantos en la nueva estancia, más la tele que hemos dejado encendida, y el ordenador, que mientras comemos no se ha apagado, pues de todos modos pensábamos volver más tarde. Y así el cómputo total acaba siendo tan alto como innecesario.
Continuará…