Recibo de la luz: no pagues más de lo que necesitas
Y es este el punto que queremos tratar en este artículo, ya que la potencia contratada en los hogares es una decisión del usuario y no de las compañías, y a menudo pagamos más de la que necesitamos en nuestro recibo de la luz. Un gasto innecesario que supone, además, la mitad del importe de nuestro recibo – la otra mitad es el consumo real-. Un concepto, el de la “potencia eléctrica”, que se paga aunque la vivienda esté vacía.
La potencia es básicamente el máximo de electricidad que puedes consumir de forma simultánea en una casa. Por eso, si en tu hogar nunca han saltado los plomos, que es lo que ocurre cuando se excede el consumo de electricidad permitido por la potencia contratada, quiere decir que probablemente estás pagando más de la que necesitas y tienes un importante margen de ahorro. Para calcular la potencia necesaria en tu hogar, puedes recurrir a páginas como www.bajatelapotencia.org y calcular, según los electrodomésticos que tienes en casa, la potencia a contratar.
El primer paso para ajustar la potencia a nuestras necesidades es obtener una aproximación de éstas. La potencia se expresa en kW y en cualquiera de las facturas de la luz puedes ver cuántos son los kW que estás pagando. Así, por ejemplo, una vivienda con suministro de gas para agua caliente y calefacción y sin equipos de climatización eléctricos como el aire acondicionado, tendría suficiente con una potencia contratada de 3,3kW o 4,4kW si la cocina fuera de vitrocerámica. En cambio, una vivienda que tenga, por ejemplo, un termo eléctrico para el agua caliente o un equipo de aire acondicionado deberá contratar una potencia superior, de unos 5,5kW.
Para saber cuáles son nuestras necesidades reales de potencia y no pagar de más, hay que sumar los kW de todos los electrodomésticos de mayor potencia que vayan a funcionar habitualmente al mismo tiempo, y añadir un margen de 1kW para iluminación y pequeños electrodomésticos. Una vez realizada esta suma, hay que elegir el escalón superior más próximo de las potencias normalizadas que se pueden contratar, y ésta será suficiente para el buen funcionamiento eléctrico de la casa. Todo lo que pase de ahí supondrá un gasto innecesario. Por cada kw de potencia que reduzcas podrás ahorrar 35,6 euros al año. Bajar dos tramos (del 5’5 al 3’3kW por ejemplo, que es un caso bastante habitual cuando se efectua un ajuste de potencia) puede significar un ahorro de casi 80€ anuales por hogar.
Y rebajar la potencia contratada no es en absoluto complicado. Basta con una llamada telefónica a la comercializadora y solicitar la bajada de potencia escogida. La compañía tiene la obligación de proceder a la bajada de potencia solicitada en un período de 5 días. En ese período, tiene que presentarse un técnico en el domicilio y proceder al cambio de ICP (Interruptor de Control de Potencia). Un dispositivo, situado junto al cuadro general eléctrico del hogar, y que controla la potencia eléctrica de la instalación. Este interruptor, también llamado limitador, se desconecta de forma automática si se supera la potencia contratada. Es lo que popularmente se conoce como “saltar los plomos”. Este servicio tiene un coste de 10,94€. Si en 5 días no se ha tramitado la solicitud, la compañía deberá compensar al cliente con 30€. Lo que hay que tener en cuenta es la permanencia del nuevo contrato, para más información puedes leer nuestro artículo: Los nuevos contratos de la luz tendrán penalización por permanencia.