Pon en orden tus últimos papeles y documentos financieros
Quienes alguna vez han tenido que arreglar las cuentas de sus mayores saben, de primera mano, la dificultad de obtener una visión rápida y fiable de su economía:
- Cuentas,
- Tarjetas,
- Inversiones,
- Créditos,
- Gastos pendientes…
Por esta razón resulta tan importante mantener un poco de orden, sistema y disciplina con nuestros documentos financieros y personales, teniendo en cuenta la certeza de que algún día, tarde o temprano, faltaremos. Como concluíamos en el mencionado artículo, se trata de hacer bueno el dicho norteamericano “hope for the best and prepare for the worst” (hay que esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor).
Un gran ejemplo
Que hoy recordemos aquella entrada de 2014 viene a cuento por el totalmente inesperado fallecimiento de Luciano, mi padre, hace unas semanas. Sí, Luciano, el protagonista de mi anterior entrada en esta casa, “Las finanzas personales en los recuerdos del abuelo”, gracias a quien pude hacer un recorrido por las finanzas personales de este país durante la posguerra y los años del desarrollo. Esos recuerdos, publicados muy poco antes de su muerte, quedan ahora registrados como el hermoso legado de un hombre cabal, a quien nadie le regaló nada en la vida y que vivió hasta el último momento con dignidad y salud para contarlo.
Luciano se nos fue en un suspiro, pero incluso después de fallecido nos dio una generosa lección sobre cómo dejar sus asuntos en perfecto estado de revista, con un solo objetivo: hacer más llevadera la pérdida a los suyos. Lo que encontramos en su casa, siempre impoluta, fue exactamente esa guía de buenas prácticas para tener en orden los documentos financieros que les sugerí hace más de tres años:
- Sus principales documentos personales y financieros estaban juntos y a buen recaudo.
- Unas pocas personas de su absoluta confianza conocíamos la ubicación y la forma de acceder a dichos documentos.
- Luciano había dejado por escrito, en un sobre y a nuestra atención, un resumen de sus datos clave: fechas, importes, datos de entidades financieras y de seguro, teléfonos de contacto y toda la información que consideró de interés.
- Sus últimos recibos, facturas y comunicaciones estaban asimismo ordenados y disponibles como prueba de su actividad más reciente.
- Por supuesto, tenía su testamento debidamente preparado y actualizado.
No sabría describirles la emoción de esos días posteriores a su pérdida, al comprobar la pulcritud y cariño de sus últimas disposiciones. Nunca olvidaré ese último ejemplo de vida y de amor por los suyos. Me queda todavía un mundo para seguirlo.
Qué debemos tener en cuenta a la hora de regularizar una herencia.
Pese al dolor, la confusión y los numerosos requerimientos familiares y administrativos inmediatos que trae aparejada la pérdida de un padre o una madre, no debemos olvidar el importantísimo trámite de regularización de su herencia, proceso más o menos extenso y complejo con requisitos legales ineludibles. Como primer dato a recordar, el de los impuestos: el plazo reglamentario para el pago del Impuesto de Sucesiones y Donaciones es de SEIS MESES desde la fecha de fallecimiento.
Para regularizar la herencia del o de la causante, en general será necesaria la aportación a un notario de los siguientes documentos financieros y personales:
- Certificado literal de defunción.
- Copia simple del testamento, si se dispone de ella.
- Escrituras de las fincas urbanas y rústicas, propias o privativas y gananciales.
- Si hay vehículos, el permiso de circulación, donde consten las características del mismo.
- Si hay participaciones sociales o acciones en sociedades, el título de adquisición de las mismas.
- El último recibo del Impuesto de Bienes Inmuebles (la contribución urbana) de todas las fincas urbanas, en su caso.
- Nota en la que conste el polígono y parcela de las fincas rústicas, en su caso (dato que suele facilitar el Ayuntamiento o la Cámara Agraria local).
- Fotocopia de los DNI y NIF del fallecido, del cónyuge viudo y de los hijos y herederos.
- Certificados de Bancos o Cajas, haciendo constar el saldo existente, al día de fallecimiento, así como el número de titulares. Debe acompañarse un extracto del último año.
- Certificados de la titularidad de acciones o títulos valores.
- Justificantes de los gastos de última enfermedad, entierro y funeral, en caso de haberse sufragado por no disponer de seguro al efecto.
- Documentación de préstamos hipotecarios, préstamos personales o cualquier tipo de deuda.
- Si hay donación, el libro de familia correspondiente para acreditar el parentesco.
Como pueden comprobar, son numerosos los documentos financieros que deben aportarse, dependiendo de la situación patrimonial del fallecido. De ahí la relevancia de los consejos que hemos compartido en esta entrada. Luciano, hombre responsable y cuidadoso con sus finanzas, nos dejó su buen ejemplo como guía.
Como escribió el gran escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009), «después de todo, la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida». Y en este caso, fue una vida de la que sentirse orgulloso. Si puedes leer esto allá donde estés, va por ti, padre.
Never surrender, queridos lectores.