Entender la nueva factura de la luz
A través de este modelo, y según explica el propio Ministerio en la web Controlas tu energía, lo que se pretende es que las facturas eléctricas faciliten información sobre sus consumos y los costes asociados de forma clara. Para así poder realizar comparaciones entre distintas ofertas y posibilitar el conocimiento sobre el coste de su suministro, precios, tarifas y condiciones generales del acceso y uso de los servicios de electricidad.
El Gobierno puso fin al sistema de subastas que fijaba la tarifa de la luz hasta el pasado ejercicio y lo ha sustituido por un nuevo modelo que establece el precio en función de cómo cotiza la electricidad en el mercado mayorista. Así, ahora, la tarifa por la energía consumida ya no sale de una subasta trimestral, sino que se calcula para cada franja horaria del día, de modo que en función de la hora a la que se realice el consumo se aplica un precio u otro. Los precios se estiman y se dan a conocer el día anterior, y se pueden consultar los del día siguiente en la web de Red Eléctrica de España.
Los que tienen contratos de mercado libre, no están afectados por este nuevo sistema. Sólo lo están aquellos de tarifa regulada (TUR).
Si el usuario tiene un contador inteligente, que el Gobierno estima que serán todos antes de 2019, es éste el que mide el consumo por horas, y en la factura mensual vendrá desglosado cuánto consumió en cada momento y qué precio tenía el kilovatio en ese preciso instante, según su cotización en mercado mayorista o pool. Si por el contrario, el cliente no dispone de uno de estos contadores, la compañía eléctrica calculará la media de la cotización del pool de todos los días del periodo de facturación, que seguirá teniendo carácter bimestral, y con ella fijará un coste promedio.
Pero vamos por partes, porque aun así no es sencillo descifrar la factura, que además de nuestros datos de cliente, deberá especificar siempre el periodo de consumo al que se refiere, la fecha del cargo y la fecha límite de pago que debe atender el usuario. Pero luego viene lo complicado, ya que se fragmenta mucho.
Por un lado está el precio de la potencia contratada, que se paga se utilice la electricidad o no. O sea, que aunque no estés en gasta pagas este concepto. Lo que no ocurre con la energía consumida, que depende del uso que le demos al suministro. A más consumo mayor precio. Después están los impuestos de electricidad y de aplicación, sobre los cuales poco podemos decir, hacer u opinar. Se pagan aplicados sobre nuestro consumo por ley. Y finalmente, el alquiler de equipos de medida y control instalados en nuestro inmueble.
En los casos en que los hubiera, también figurarán descuentos (tarifas especiales que puede promocionar la comercializadora) o penalizaciones, en el caso de que se exceda en la potencia contratada.