Un día para fomentar el ahorro, 31 de octubre
El origen de esta celebración se remonta casi un siglo atrás cuando se reunieron delgados de casi todos los países en el Congreso Internacional del Ahorro. Dicho Congreso se prolongó varias jornadas siendo finalizado el 31 de octubre de ese mismo año, fecha en que fue instituido el Día Mundial del Ahorro, en el que se pretende enseñar la importancia que éste tiene en la economía de las familias y también en la personal, y que conviene incluirlo siempre como prioridad en la educación infantil.
Esta jornada intenta no solo fomentar el hábito del ahorro, sino también promulgar los beneficios que de ello pueden obtenerse. Éstos pueden resumirse de forma genérica en que los ahorros pueden ayudarnos a conseguir nuestras metas el día de mañana, a lograr una mayor calidad de vida y la tranquilidad que garantiza la prevención, que nos asegura las soluciones necesarias frente a los posibles imprevistos.
Otro concepto importante que pretende difundirse es el de la necesidad de llevar a cabo una buena gestión de las finanzas personales y familiares, pues de ello depende el poder llevar a cabo un proyecto de ahorro más o menos ambicioso, y que se ajuste a la realidad económica del sujeto o la familia en cuestión. Hay que realizar siempre un ajuste y estabilización de nuestra economía y de la economía familiar antes de establecer unos objetivos de ahorro.
Un precepto básico del ahorro es no malgastar el dinero en cosas no necesarias o superfluas, que a priori parece que son importantes pero a la larga no son más que un gasto extra innecesario. Por ahí se empieza a ahorrar, antes de disminuir otros gastos de nuestra economía personal.
Aunque en muchos países y ciudades se llevan a cabo actividades relacionadas con el ahorro (conferencias, jornadas, exposiciones, etc), lo principal en una jornada como es el Día Mundial del Ahorro es el de la contención y la concienciación personal, evitando cualquier gasto prescindible como un acto de compromiso contra el derroche.