Decálogo para una alimentación infantil sana
Un documento que anticipa un consejo elemental, pero que no siempre se cumple. Y lo ofrece en verso, para que no se nos olvide: Antes de empezar, las manos te has de lavar; y al acabar, también los dientes limpiar.
El decálogo empieza recomendando una alimentación completa y equilibrada para mantener la salud y prevenir enfermedades. Algo que se consigue con una dieta variada que incluya todos los grupos de alimentos. Si los niños empiezan desde el principio a comer de todo, se acostumbran para siempre.
El segundo punto lo dedicamos a la dieta mediterránea, que según aseguran es la más sana. Consiste en comer muchos vegetales (frutas, verduras, hortalizas, legumbres), cereales (pan, pasta arroz) y más aves y pescado que carne roja. Alimentos que debemos cocinar con aceite de oliva y poca sal, que si está yodada es aún mejor.
En tercer lugar, nos recuerdan que es buen repartir lo que comemos en 5 comidas. El desayuno, la comida y una cena ligera. Pero además, a media mañana y para merendar es muy recomendable una pieza de fruta fresca o un bocadillo. Mucho mejor, por cierto, que zumos envasados o bollería industrial. Con esto no hace falta “picar” nada más entre horas.
Todos los días frutas, verduras y hortalizas. Se recomiendan cinco raciones al día. Dos o tres deben ser fritas enteras y a mordiscos. Es mejor postre que un lácteo. No más de un vaso de zumo natural, recién hecho, al día.
En quinto lugar, la AEPap nos recuerda que los niños aprenden a comer imitando a los mayores. Así que mejor enseñarles a comer despacio, masticando bien y sentados en la mesa, disfrutando de la familia. Sin tele, a ser posible, pues el niño mal comedor se distrae con facilidad y no come; y el que come mucho lo hace sin darse cuenta, distraído mirando la pantalla, y sin saber qué cantidad se toma.
Es muy importante tomarse un buen desayuno antes de ir a clase. Son muy convenientes los lácteos, los cereales (pan) y la fruta (una pieza o zumo natural). También el tomate es muy recomendable y pocas veces se toma como desayuno. Este hábito alimenticio mejora el rendimiento físico e intelectual y evita la obesidad.
El agua, bebida necesaria
En el decálogo se aboga claramente por el agua, que considera como la única bebida necesaria y, sin duda, la más sana. Mucho más que cualquier refresco, zumo o batido.
Otro consejo es el de evitar la comida precocinada, siempre con más grasas y sal, y los alimentos con grasas saturadas, trans o hidrogenadas, así como los aceites de coco y de palma (hay que leer las etiquetas para informarse). Así mismo, si toma dulces y aperitivos salados, que sea con moderación. Hay que cocinar más a la plancha, en el horno, por cocción o al vapor, y menos fritos, empanados y rebozados.
El noveno punto del decálogo nos insta a dejar que sea el menor quien decida cuánto quiere comer. Hay que tener confianza: mejor ofrecer, no obligar. Los niños comen la cantidad que necesita su cuerpo, no la que nosotros queremos. La comida nunca debe ser un castigo, pero tampoco un premio.
Comer es una parte fundamental de nuestra salud, pero el ejercicio está directamente relacionado con la nutrición. Hay que conseguir una hora de ejercicio todos los días: correr en el patio, pasear, subir escaleras, sacar al perro o ir andando o en bici al colegio. Hay que gastar las energías que nos proporcionan los alimentos.
La misma AEPap ha publicado algunos otros decálogos, como el de los consejos para la salud digital de los niños.