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Consejos prácticos (y curiosos) para el ahorro doméstico (IV)

A veces aplicando la lógica basta para ahorrar. Si no usas no gastas, si no abres no sale, si no compras no cuesta. Pero no siempre hay que regirse por lo obvio. También podemos reducir gastos fijándonos en los detalles, aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías o, simplemente, optimizando nuestros recursos al máximo. Veamos algunos ejemplos de cómo hacerlo.

En nuestra última entrega de esta serie sobre el ahorro doméstico la dedicamos a los electrodomésticos, pero hay muchas más opciones para gastar menos y que las facturas no se disparen. Por ejemplo, y aunque pudiera parecer un retroceso en el tiempo y una renuncia a la comodidad de los desechables, según la OCU, el regreso a la utilización de los pañales de tela puede suponer un ahorro de hasta 600 euros por hijo. Aunque no todo son ventajas, pues además de dar más trabajo, su limpieza aumenta los gastos de luz y agua, por lo que las familias también deben pasar por un periodo de aprendizaje para hacerlo de forma eficiente y que realmente resulte ventajoso.

No menos sorprendente les resultará saber que la limpieza también rebaja gastos. Y es que conservar limpias las bombillas, por ejemplo, evita que la suciedad absorba la luz y se consuma más electricidad para lograr una determinada intensidad. Parece una bobada, pero a su factura no se lo parecerá a final de mes.

De modo que la limpieza supone ahorro. Extendámoslo pues a otros ámbitos energéticos del hogar, ya que una caldera sucia de polvo o grasa también consume más. Lo ideal es que la revises una vez al año al inicio de la temporada. No hay que esperar a que se estropee o rinda menos para revisarla, ya que con un buen mantenimiento periódico no solo alargarás su vida, también reducirás la factura un 10%.

Consejos para ahorrar en casa

Cocina y ahorra

Atención al siguiente consejo, pues puede parecer una bobada, pero no lo es en absoluto. Es importante acertar con el tamaño de las sartenes y las cazuelas. El diámetro de su superficie debe ser igual o mayor que el de los fuegos de la zona de cocción. De esta manera, se evita  que se desperdicie su calor. Si aciertas con el tamaño reduces un 20% el gasto de energía. Del mismo modo, si tapas ollas y sartenes al cocinar, reduces los tiempos de cocción y ahorras.

Y si tu cocina es eléctrica (salvo las de inducción), hay un truco de ahorro muy interesante. Si apagas el fuego entre dos y cinco minutos antes de terminar un plato lo acabas de cocinar aprovechando el calor residual.

Tenemos que ir acabando, pero el repertorio de trucos y consejos para el ahorro no finalizaría nunca. Os invitamos a revisar algunos artículos publicados en Domestica tu economía en anteriores entregas, así como en temporadas pasadas.

Y para ejemplo una recomendación que parece broma, pero que en absoluto lo es. Os invitamos a comprobarlo. Las monedas pequeñas son dinero, y si se van recogiendo llegan a sumar cantidades considerables. Hay una tendencia generalizada a despreciarlas, y es un gran error. A menudo en nuestros bolsillos se acumulan un par de euros en insignificante calderilla que sumada a final de mes bien puede sacarnos de un problema. Algo que no ocurrirá si las vamos abandonando en la mesa de un bar, en un cenicero de la entrada, en el salpicadero del coche o en cualquier otro lado (nadie se agacha en la calle por un par de céntimos) sin prestarles atención contable hasta que un buen día desaparecen. Ustedes sabrán, yo me agacharía.

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