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La bicicleta eléctrica, una alternativa eficaz de transporte en ciudad

Las bicicletas eléctricas son cada vez más habituales en las ciudades españolas, con unas ventas que se incrementan anualmente, aunque aún están lejos de los niveles que se alcanzan en otros países europeos. La bicicleta eléctrica se ha convertido en un elemento más de transporte por su eficacia, eficiencia y comodidad, ya que gracias a su motor y batería se recorre más distancia y requiere un menor esfuerzo físico.

El origen de la bicicleta de pedaleo asistido (PAS) – es más correcto utilizar este término que bicicleta eléctrica – se remonta a mediados del siglo XIX, cuando surgen las primeras baterías. Aunque ya en las dos primeras décadas del XX hubo intentos por lograr su implantación, no fue hasta los años 80 cuando empezó realmente su desarrollo.

En el despegue de las bicicletas eléctricas han influido los avances tecnológicos conseguidos, ya que se construyen baterías cada vez más pequeñas, se introducen sensores de par y los componentes electrónicos se han miniaturizado. Además, este vehículo se ha visto beneficiado por el crecimiento económico en China, porque su población demandaba un medio de transporte eficaz contra los atascos y que fuera barato. Así, a finales de los años 90 se introdujo en el país con enorme éxito y esta forma de moverse se ha “exportado” a otras partes del mundo.

Bicicleta eléctrica

¿Qué es una bicicleta de pedaleo asistido?

El Reglamento General de Vehículos (Real Decreto 2822/1998) define la bicicleta con pedaleo asistido como una bicicleta que utiliza un motor, con potencia no superior a 0.5 kilovatios como ayuda al esfuerzo muscular del conductor. Dicho motor deberá detenerse cuando se dé cualquiera de los siguientes supuestos:

  • El conductor deja de pedalear.
  • La velocidad supera los25 kilómetroshora

¿Cómo funciona?

La bicicleta eléctrica asistido se diferencia de las convencionales en que lleva incorporado una batería y un motor que se ubica, según modelos, en la rueda delantera o trasera y que se activa con el pedaleo. El ciclista tiene la opción de moverse a base de esfuerzo físico o usar el motor eligiendo en el cuadro de control el nivel de ayuda que desee para circular.

Hay dos tipos:

  • Sensor de par. A través de la fuerza que se realiza en los pedales, proporciona la ayuda equivalente al esfuerzo hecho.
  • Sensor de movimiento con regulador. Es el más habitual. Un sensor en los pedales detecta su uso y activa un controlador. Algunos modelos incorporan una pantalla LCD o display con el que se regula el nivel de ayuda en varios niveles: entre tres y cinco.

La batería

Es la parte principal. Las hay de varias clases:

  • De plomo. Las más baratas, pero también las más pesadas.
  • De níquel-cadmio. Son más ligeras y también más caras.
  • De Ni-Mh. Parecidas a las anteriores pero acumulan más potencia a igualdad de volumen.
  • De litio. Las más avanzadas y usadas actualmente.

La duración de su carga dependerá del esfuerzo al que sometamos al motor. Si se usa el nivel de ayuda más bajo puede recorrer hasta 100 kilómetros. En cambio, si se opta por el más alto, su autonomía se reduce a 30 kilómetros.

A medida que la batería va agotándose, el usuario lo nota no sólo porque el panel de control le va indicando la carga que le queda, sino también porque se va reduciendo progresivamente la asistencia del motor hasta ser nula. Una vez agotada la batería, la bicicleta eléctrica funciona como una bicicleta normal.

Recarga

Hay modelos que incorporan un sistema exclusivo de frenos regenerativos que al accionarlos recargan la batería, pero lo habitual es que la carga se realice conectándola a la red, entre tres y cuatro horas. El coste no suele ser fijo pero cada recarga podría costar 0,23 euros, con un gasto mensual de 3 o 4 euros.

La vida útil de una batería de bicicleta eléctrica es de 3 o 4 años, lo que comprende entre 350 y 1.000 recargas, aunque a partir de 500 o dos años de antigüedad se nota ya una merma en su rendimiento.

Ventajas de la bicicleta de pedaleo asistido

  • Medio de transporte cómodo, silencioso, ecológico, saludable y económico, lo que va a redundar en beneficio de nuestra economía doméstica.
  • Recorre distancias entre 30 y 100 kilómetros con una sola carga de batería.
  • Tiene un máximo de 250 vatios de potencia y se desconecta automáticamente al alcanzar los 25 kilómetros hora.
  • El viento de cara y las cuestas dejan de ser un problema.
  • Igual que las convencionales, no necesitan seguro ni licencia, pero antes de adquirir una bicicleta de pedaleo asistido hay que asegurarse de que cumplen con la Directiva Europea 2002/24/CE y la Norma ISO 4210:1996, disponer de dos frenos y reflectante trasero, además de estar autorizadas en su distribución por el Ministerio de Industria.

A pesar de todos los beneficios que ofrecen, este tipo de vehículo tiene  un precio más elevado que las clásicas, aunque se logra rápidamente su amortización. Además, pesa más que una bicicleta convencional porque incorpora una batería y motor, se hace menos ejercicio y el usuario debe recargar la batería cada cierto tiempo y cambiarla cuando se agote su vida útil.

Convertir una bicicleta clásica en eléctrica

En el mercado se pueden encontrar actualmente kits de varias marcas para los que estén interesados en transformar su bicicleta clásica en una de pedaleo asistido para ahorrarse un dinero en la compra de un modelo de este tipo.

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